EE.UU LE DEBE A NICARAGUA 17 MIL MILLONES DE DOLARES
La Vice-Presidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, recordó que este 27
de junio se conmemoraron 35 años del triunfo de Nicaragua en la Corte
Internacional de Justicia (CIJ) cuando la Corte “condenó a
los Estados Unidos por financiar actividades paramilitares y
armar a la contra, minar nuestros puertos y destruir nuestra economía”.
“El profesor Harold Delgado del Ministerio de Educación nos
recuerda que un día como ayer hace 35 años, el 27 de junio de 1986 en la Corte
Internacional de Justicia en La Haya, brilló Nicaragua, brilló
la Justicia para el pueblo nicaragüense. David volvió a vencer
a Goliat. David, el Rey David, el profeta vence a Goliat.
Somos siempre capaces de vencer espiritualmente como pueblo de Dios, David hace
35 años y hoy David vence a Goliat con alma buena, con fuerza de paz y bien,
con fuerza de las sagradas creencias, con fuerza espiritual infinita”, dijo.
“Fue un hito histórico para el
derecho internacional. Nicaragua ganó a los Estados
Unidos, y la Corte condenó a los Estados Unidos por
financiar actividades paramilitares y armar a la contra, minar nuestros puertos
y destruir nuestra economía Y todas las decenas de miles de muertos que
generó en esa etapa los Estados Unidos y a través de la historia, los Estados
Unidos que han sembrado siempre destrucción desde la codicia, la
avaricia y el afán de sometimiento, de indignidad que quieren perpetuar. De 16
jueces 15 dieron su voto a favor de Nicaragua. De 16, 15. 17
mil millones de dólares fue el cálculo, el valor que estimaron que los Estados
Unidos debería pagar a Nicaragua, indemnización que los
vendepatrias como siempre excusaron, perdonaron al gobierno imperialista de
los Estados Unidos”, detalló.
“Están retratados. Siempre entreguistas, siempre vendepatrias, nunca
nicaragüenses, nunca han sentido el dolor del pueblo nicaragüense, nunca.
Fueron capaces de perdonar, así dicen, perdonar la deuda histórica, apenas
además centavos en relación a lo que cuesta la vida de cada ser humano
asesinado brutalmente en esa etapa únicamente, porque si sumamos todos los
muertos, todos los crímenes, todas las traiciones perpetradas por los Estados
Unidos en nuestra Nicaragua, traición a la humanidad,
porque son crímenes de lesa humanidad. Si sumáramos. No se puede sumar, la vida
humana no se puede calcular, no se le puede poner precio. Pero bueno, se
reconoció un valor estimado por los daños materiales y vino el vendepatrismo
que los Estados Unidos impuso en Nicaragua nuevamente
con el terror, y dijo: No, los Estados Unidos no le deben nada
a Nicaragua”, agregó.
“Cuánto desamor, ese es un
crimen, y un crimen de odio y un crimen de lesa humanidad, cometido por los mismos,
los mismos vendepatrias de ayer y de hoy”, lamentó la Compañera
Rosario Murillo.
“Y aquí estamos gracias a Dios trabajando por la concordia, trabajando
con la fuerza de nuestro espíritu invicto, avanzando en caminos de paz y de
victorias. Estamos frente a un nuevo julio y a un nuevo tiempo, y a un nuevo
camino y a nuevos caminos que recorremos todos los días con la misma fe, la
misma certeza, el mismo aplomo de un pueblo grande, heroico, de un pueblo que
sabe de luchas y sabe de honor porque sabemos, y así gracias a Dios vamos
adelante”, aseguró.
Somos montañas habitadas por el fuego de Dios
La Vicepresidenta compañera Rosario valoró que los nicaragüenses “somos
en palabra de Darío, montañas habitadas por el fuego de Dios”.
“Hermosísima frase que refleja
ese tesoro inmenso de nuestro espíritu. En el poema Momotombo de Darío, somos
montañas habitadas por el fuego de Dios. Y cuánto nos dice Darío de nuestra
condición espiritual infinita, cuánto nos dice y cuánto sabemos y habla de cómo
nuestros caciques hicieron al blanco, al español, con sus lenguas y discursos
de libertad para las sombras dique”, citó.
Padre de fuego y piedra, yo te pedí ese día
tu secreto de llamas, tu arcano de armonía,
la iniciación que podías dar;
por ti pensé en lo inmenso de Osas y Peliones,
en que arriba hay titanes en las constelaciones
y abajo dentro la tierra y el mar.
¡Oh Momotombo ronco y sonoro! Te amo
porque a tu evocación vienen a mí otra vez,
obedeciendo a un íntimo reclamo
perfumes de mi infancia, brisas de mi niñez.
¡Los estandartes de la tarde y de la aurora!
Nunca los vi más bellos que alzados sobre ti,
toda zafir la cúpula sonora
sobre los triunfos de oro, de esmeralda y rubí.
Cuando las babilonias del Poniente
en purpúreas catástrofes hacia la inmensidad
rodaban tras la augusta soberbia de tu frente,
eras tú como el símbolo de la Serenidad.
En tu incesante homalla vi la perpetua guerra,
en tu roca unidades que nunca acabarán.
Sentí en tus terremotos la brama de la tierra
y la inmortalidad de Pan.
¡Con un alma volcánica entré en la dura vida,
Aquilón y huracán sufrió mi corazón
y de mi mente mueven la cimera encendida
huracán y Aquilón!
Tu voz escuchó un día Cristóforo Colombo;
Hugo cantó tu gesta legendaria. Los dos
fueron, como tú, enormes, Momotombo,
montañas habitadas por el fuego de Dios.
“Eso somos, nuestro pueblo, nuestra Nicaragua bendita. Estamos
habitados por los fuegos de Dios. Y somos la fuerza infinita, espiritual,
fecunda, eterna, trascendente de un pueblo de fe, un pueblo que vence desde la
fe, la confianza en Dios nuestro Señor y en los valores de nuestra identidad,
nuestra cultura, nuestros sentido de familia y de comunidad. Por eso nos
sentimos siempre bendecidos, sabemos que todos los triunfos son de un pueblo
bueno, un pueblo de cristianismo, un pueblo de amor al prójimo, un pueblo de
amarse los unos a los otros. Aquí estamos a 42 años y siempre más allá. Siempre
en victorias, y siempre llenos de esperanza, de bendiciones, de prosperidades,
una cultura de paz, una cultura de familia, una cultura de concordia que crea
prosperidad”, indicó.