ACTO CENTRAL EN CONMEMORACIÓN AL DÍA DE LA DIGNIDAD NACIONA

 Comandante Daniel Ortega y Rosario Murillo presiden el acto desde el Olof Palme


El Presidente de la República de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega y la VicePresidenta Rosario Murillo, presidieron el acto de conmemoración del Día de la Dignidad Nacional, fecha instituida en homenaje al General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino, quien en 1927 se opuso al pacto de Espino Negro e impidió la intervención norteamericana.
La actividad se desarrolló desde el Centro de Convenciones Olof Palme y participaron Canciller Denis Moncada, doctor Gustavo Porras, Presidente de la Asamblea Nacional; Comandante en Jefe del Ejército de Nicaragua, General de Ejército Julio César Avilés Castillo; el Director General de la Policía Nacional, Primer Comisionado Francisco Díaz Madriz; los Coros y Orquestas Juveniles.
El Presidente Daniel felicitó en nombre del pueblo nicaragüense "a estos niños, muchachos que se han venido forjando en esta nueva etapa de la Revolución y que están haciendo florecer el arte, la cultura, el canto".
"Lo felicitamos al Coro de niños, de niñas, de jóvenes, y a la Orquesta y al profesor Ramón Rodríguez", indicó el Comandante.
Nicaragua enfrentó las ocupaciones con dignidad y valentía
Expresó que no hay pueblo en el mundo que reciba con alegría a los que llegan a ocupar su territorio, a los que llegan a despojarlos de sus bienes, de sus riquezas, a los que llegan a despojarlos de su cultura.
"No hay pueblo ni norteamericano, ni suramericano, ni caribeño, ni centroamericano, ni europeo, ni africano, ni asiático que reciban con alegría las intervenciones, las agresiones, las ocupaciones que se han dado en todas partes del mundo y siempre los pueblos han enfrentado con dignidad, con valentía y el pueblo nicaragüense no es la excepción", dijo.
Recordó que la primera etapa de esta historia de lucha contra los invasores, la libraron nuestros antepasados donde tanto Sandino, como Darío decían: por nuestra sangre corre con orgullo la sangre indígena, y lógicamente también la sangre que se mezcla con la sangre indígena de países europeos, de pobladores que fueron traídos de África como esclavos y que se mezclaron con nuestros antepasados indígenas.
"Y esa fuerza, esa identidad fue la que se le plantó en los primeros días de abril, hace ya casi 500 años a los colonizadores españoles. Y Nicarao y Diriangén, un dúo. Nicarao abriéndole las puertas y librando el debate ideológico y las preguntas que no podía responder el conquistador; y luego Diriangén recibiéndolo con el oro, que lo andaban buscando y que ya le había entregado Nicarao y pensaban que la puerta estaba abierta y no sabían que Nicarao y Diriangén se habían puesto de acuerdo. Vos lo recibís y les entregas el oro y te bautizas, porque había que bautizarse sino caía la espada. La Cruz venía acompañada de la espada. Ahí no era un bautismo voluntario. Y luego marchando hacia donde Diriangén a buscar más oro. Diriangén los recibe con el oro también y cuando le dicen, bueno ahora vamos a bautizarlo, entonces Diriangén dice no, y cuando Diriangén dice no empieza el combate. Le tenían preparada la emboscada ahí a los conquistadores", relató.
"Primera batalla por la identidad, por la cultura, por los valores de un pueblo que está siendo invadido, que está siendo ocupado, que está siendo luego sometido a diversas formas de explotación, esclavitud", explicó el Presidente.
Prosiguió rememorando el segundo momento de nuestra historia "cuando vienen los mercenarios".
"Ahora les dan un nombre más sofisticado a los que contratan para operaciones militares y que han sido miembros del ejército norteamericano, entonces les decíamos filibusteros en estos lados. Allá no, allá los veían como héroes. Y vienen los mercenarios encabezados por William Walker y por el coronel Byron Cole. Claro, vienen formados en el Ejército de los Estados Unidos, que venía librando batallas, la lucha, la batalla en el sur de los Estados Unidos, defendiendo la esclavitud y el norte buscando como avanzar en otras formas de esclavitud".
"El norte representaba el capitalismo, en esa época, moderno. El sur el capitalismo retrasado. Y aquí llegaron los filibusteros y aquí el pueblo se unió frente a tropas que eran mucho más experimentadas, que venían muy bien armadas con armamento moderno. Aquí con fusiles, tenían que estarlos cargando tiro a tiro. Aquí ellos venían con armas automáticas. Y ahí imagínense en esas circunstancias el heroísmo del pueblo, defendiendo lo mismo que defendió Diriangén y Nicarao, identidad, el ser nicaragüense que se venía formando y forjando ya en esa combinación de mestizaje con una lengua que no era la lengua de nuestros antepasados, pero era más fuerte la sangre de nuestros antepasados que nos decía: bueno podremos hablar en español, pero no significa que vamos a ser colonia de España, o vamos a ser colonia de cualquier país de cualquier potencia. Y ese espíritu, esa fuerza, ese valor es el que se manifiesta en esa batalla heroica y en las múltiples batallas que se libraron y la más emblemática diríamos es la Batalla de San Jacinto, donde Andrés lanza la piedra ¿contra quién? contra un yankee que venía aquí como mercenario y lo derriba. Eso quedó para la historia y no pudieron borrarlo los gobernantes que se (...) sirviéndole a Estados Unidos de Norteamérica. Eso quedó grabado para siempre y los niños, todos los niños en Nicaragua, todos nosotros cuando fuimos a la escuela aprendimos ahí y sentimos la fuerza de los héroes de las batallas que se libraron en esos tiempos, en esos años, los años 1554-56", rememoró.
Remarcó que las potencias en esas batallas estaban disputándose el paso por Nicaragua, el Canal. "Entonces lo utilizaban las empresas navieras norteamericanas para traer desde los Estados Unidos, traer a población norteamericana que quería ir de la costa este hacia la costa oeste. Y lo hemos dicho, no querían correr el riesgo de estar cruzando por el desierto, era muy peligroso, había resistencia indígena todavía, pero también había muchos asaltantes y era largo el recorrido. Entonces descubrieron los empresarios navieros norteamericanos que era mucho más seguro y más rápido venirse de la costa este de los Estados Unidos hacia territorio nicaragüense, venirse por el mar y luego desembarcar y luego cruzar y navegar el río San Juan, un canal natural que estaba ahí y llegar al lago que era otro inmenso espacio marítimo que facilitaba ese tránsito y luego cruzar el istmo de Rivas en diligencia, y luego montarse allá en un barco más grande (...) hacia la costa oeste. Se comunicaban de esa manera desde Nueva York hasta San Francisco".
"Así llegaban los Estados Unidos a Nicaragua, buscando el oro. Menos mal que aquí el oro había quedado era muy poco porque ya se lo habían llevado los españoles. No existían todavía grandes tecnologías para buscar el oro, explorarlo y luego cavar a profundidades, en cambio allá estaba la fiebre del oro en San Francisco, en la costa oeste. Es decir, no era una peregrinación de santos esa, no era una peregrinación para llevarle bienestar al mismo pueblo norteamericano, era el hambre, la sed del oro que eso son los imperios. Los primeros cuando llegan donde Nicarao le piden el oro, dónde está el oro, es lo primero que pedían, y luego cuando van donde Diriangén, haber el oro, y ahí va el oro. Estos otros buscan la ruta de Nicaragua simplemente porque es más fácil llegar a donde está el oro, allá en el mismo territorio norteamericano que le habían arrebatado ya a los pueblos originarios de ese territorio en Canadá y en Estados Unidos", agregó.
También recordó que en Nicaragua se dio la batalla "y a pesar que ese yankee se nombró presidente de Nicaragua, William Walker y fue reconocido por el gobierno de los Estados Unidos, y el embajador norteamericano asistió a la toma de posesión de William Walker, después de su elección, allá fue una elección democrática esa, esa fue una elección democrática, fue limpia la elección y no hubo un cuestionamiento de parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos, sino más bien un reconocimiento. Y se producen las batallas y actos heroicos de nicaragüenses y hermanos centroamericanos también que participaron de esta batalla porque sabían que el yankee venía a apoderarse de todo Centroamérica, y fueron derrotados, fueron expulsados de Nicaragua".
Señaló que después volvieron los yankees a Nicaragua "y qué vienen buscando, bueno el control de Nicaragua, porque ya se dan cuenta lo que significa un Canal por Nicaragua y derrocan a Zelaya, contra Zelaya. En un acto de heroísmo, de patriotismo extraordinario se levanta el General Benjamín Zeledón, seguro de que no iba a poder derrotar a las tropas yankees que desembarcaron en nuestro país y que empezaron a marchar hacia Masaya buscando el Coyotepe, donde se estaba librando la batalla".
Destacó que en medio de esa pugna estaban los vendepatrias que trajeron a los yankees y que se juntan a las tropas yankees para tratar de dominar, de derrotar a los nicaragüenses que están defendiendo a la patria, que están defendiendo la soberanía de Nicaragua.
"Y Zeledón, 4 de octubre de 1912, luego de recibir la carta del coronel yankee que estaba al frente de las tropas y le exigía la rendición, él respondió que él ahí moría, porque estaba de por medio la dignidad y lo más importante que su vida era la dignidad de dejar el ejemplo de cómo él defendía a la patria, seguro de que iba a morir. Por eso es que él escribe a su esposa, a sus hijos una carta, donde es su testamento, y les explica que entiendan, le duele dejarlos dice, claro que duele dejarlos, pero que entiendan porque no hay más alternativa que la lucha y si es necesario perecer en la lucha para defender a la patria, pues que se sientan ellos orgullosos. Ese es el mensaje que le deja Zeledón a sus hijos. Y el 4 de octubre, día de su cumpleaños, combinados los traidores con los yankees, asesinan a Zeledón, porque fue un asesinato", indicó.
“Entonces Sandino, un muchacho de los pueblos de Niquinohomo, vio cuando los yankee junto con los vendepatria andaban exhibiendo el cadáver de Zeledón, para qué, para que el pueblo se amedrentara, se acobardará, era como decir: vean lo que les espera, si se andan oponiendo a nosotros, ya esos no eran los filibusteros, esas eran ya las tropas del Ejercito de los Estados Unidos ocupando Nicaragua, ¿con permiso de quién?, ¿a cuenta de quién?, ¿a cuenta de qué?, las tropas del ejército más poderoso en ese momento del mundo, que venía ya desarrollándose, ocupando Nicaragua y pasaron sus años aquí, ocupando Nicaragua”.
El Presidente de Nicaragua, mencionó cómo los vendepatria se turnaban para servir de instrumento para la ocupación de los yankees.
“Y vino la revolución liberal, porque aquí se turnaban los vendepatrias, en ocasiones eran los conservadores, servían de instrumento para la ocupación de los yankees, en otro caso eran los liberales y en esta ocasión habían sido los conservadores. En el caso de Walker fueron los liberales, los legitimistas, como les llamaban, los que mandaron a buscar y después los yankees empezaron a apoderarse de Nicaragua”.
Agregó cómo los yankees se paseaban por el país, cometiendo actos criminales, agrediendo e irrespetando al pueblo.
“Entonces, pasó esta situación ahí en ese momento, donde los yankees vienen a Nicaragua con sus tropas, se sienten tranquilos, dominando el país, paseando por el país, cometiendo actos criminales, agrediendo al pueblo, irrespetando al pueblo y Sandino que había visto el cadáver de Zeledón y que se le quedó grabado, él así lo contaba, se le quedó grabado. Y a Sandino cuando miró muerto más bien le hirvió la sangre, no se le heló la sangre de miedo, de pavor, de temor, de quedar muerto como Zeledón, sino más bien, le hirvió la sangre, de vergüenza, de ver cómo humillaban a la patria y se enroló en el ejército liberal, encabezado por Moncada y los venían avanzando y venían derrotando a los conservadores, entonces se metió a la tropa yankee a no permitir que, esos liberales que no tenían nada de patriota, derrotaran a los conservadores, porque los estaban derrotando y Sandino venía en una columna, dirigiendo una columna”.
El Comandante Daniel Ortega reiteró que el único que se negó a entregar las armas fue el General Sandino, recordando esa fecha del 4 de mayo de 1927 como el Día de la Dignidad Nacional.
Dijo que “cuando los yankees ya se van interponiéndose entre las fuerzas liberales y la conservadora, entonces le dicen: ahora van a entregar las armas, les dicen a los liberales que tienen que entregar las armas y Moncada, como buen vendepatria, buen traidor, inmediatamente acepta y un día como hoy, queridos hermanos nicaragüenses, el 4 de mayo del año 1927, hace ya 95 años, ahí en Tipitapa, porque ahí está el Espino Negro, como símbolo de la rebeldía y de la traición, porque ahí bajo ese Espino Negro se dio la firma de Moncada con los yankees, donde se comprometían a entregar las armas y que por cada arma entregada, pues les iban a dar unos cuantos pesitos, por cada arma entregada y empezaron a desfilar, los combatientes del ejército liberal, que era gente humilde, gente luchadora, gente que estaba creyendo engañada, pero si el jefe les decía que había que entregar las armas, porque estaban frente a un enemigo poderoso, que además ellos no lo miraban como enemigo, los Moncada y los Zacasa eran de la misma calaña, entonces no había más que entregar las armas y empezaron a entregar las armas”.
Sandino no se vendió, ni se rindió
Recordó que quién se negó a entregar las armas fue el General Sandino, el General Sandino “y por eso es el Día de la Dignidad Nacional, porque es e Día en que el General Sandino que apenas se empezaba a agrupar, porque ya en ese momento la columna que él traía ya se había desintegrado y él viene agrupando a combatientes, trabajadores, campesinos y los que logra agrupar son 27, 28 combatientes y con esa fuerza, que desde el punto de vista material:
Cualquiera dice es un loco. Tal vez más cual Sandino, en este continente quedan pocos ¡Ojalá que en el suelo indolatino hubiera, cual Sandino muchos locos! Guatimotzin Tecún-Uman, Lempira, fueron locos como él y fueron grandes y la humanidad que les admira, les alza un pedestal sobre los Andes. Queremos locos, sí, como Sandino, no cuerdos como los traidores y los vendepatria, así lo enalteció el poeta Leonel a Sandino con ese canto en ese momento, cuando Sandino les dice que, él: ¡Ni se Rinde, ni se Vende!".
"Es algo que resulta como un acto de heroísmo sin limites, de él y de los pocos combatientes que le acompañaban, que tiene al frente a un ejército, el ejército de los Estados Unidos de Norteamérica, que decidió apoderarse de Nicaragua y bueno, descalifica a Sandino y lo empiezan a llamar bandolero y asesino y los medios de derecha aquí empiezan a llamar a Sandino bandolero y asesino y ahí Sandino va librando la batalla y no podemos olvidarlo, como se habla de dos países en esa época, donde los yankees ocuparon la fuerza aérea por primera vez, en las filipinas y en Nicaragua, para exterminar al ejército defensor de la soberanía nacional del General Sandino, ahí en Ocotal fue el combate, donde empezaron a ocupar la fuerza aérea, los yankees y ahí vino la gesta de Sandino, caminando y Sandino dando la batalla, resistiendo y derrotando a los yankees, sí, derrotando a las tropas yankees, “aquel amigo”, así lo dijo y lo escribió Pablo Neruda:
Después Sandino atravesó la selva y despeñó su pólvora sagrada contra marinerías bandoleras, ellos le decían a Sandino bandolero, Neruda les dice: marinerías bandoleras.
en Nueva York crecidas y pagadas: ardió
la tierra, resonó el follaje:
el yanqui no esperó lo que pasaba: se
vestía muy bien para la guerra brillaban
sus zapatos y sus armas pero por
experiencia supo pronto quiénes eran
Sandino y Nicaragua y ahí lo va describiendo Neruda, la gesta heroica de Sandino y va hablando de las batallas.
Sandino era una torre con banderas,
Sandino era un fusil con esperanzas.
Eran muy diferentes las lecciones,
en West Point era limpia la enseñanza:
nunca les enseñaron en la escuela
que podía morir el que mataba:
los norteamericanos no aprendieron
que amamos nuestra pobre tierra amada
y que defenderemos las banderas
que con dolor y amor fueron creadas.
Si no aprendieron esto en Filadelfia (en las escuelas militares)
lo supieron con sangre en Nicaragua:
allí esperaba el capitán del pueblo:
Augusto C. Sandino se llamaba.
(aquí los espera el capitán del pueblo que está en el pueblo nicaragüense)
para que nos de luz y nos de fuego (luz que le da a este pueblo, que derrotó a los yankees nuevamente en la gloriosa batalla que culminó el 19 de julio de 1979 y que está aquí a pie firme, enfrentado a los que, incluso hablan, potencias que hablan que van hacer todo los posible por estrangular a Nicaragua; potencias, sí, potencias que hablan de esa manera).
Y en este canto quedará su nombre
estupendo como una llamarada
en la continuación de sus batallas. Pablo Neruda
La llama viva de Sandino está en el corazón del pueblo nicaragüense".
El Presidente de Nicaragua destacó que la llama viva de Sandino está en el corazón de pueblo nicaragüense, presente en todas las obras y programas que el Pueblo Presidente está desarrollando.
“Estamos aquí Neruda, estamos aquí Sandino en la continuación de las batallas, llevándole salud al pueblo, llevándole educación al pueblo, llevándole vivienda al pueblo, garantizando la alimentación de las familias nicaragüenses, defendiendo la patria, defendiendo la soberanía de intentos de golpes de Estado. Aquí esta la llama viva de Sandino en el corazón del pueblo nicaragüense y está presente la llama viva de Sandino en todas las obras, en la energía que llega por toda Nicaragua, que está llegando hasta el último rincón del territorio de esta tierra soberana, en las carreteras y caminos que, se están multiplicando por todo el país, a pesar de las agresiones, de los poderosos, de las potencias, que se unen, para agredir a los pueblos, para agredir a Nuestramérica, a pueblos como el heroico pueblo de Cuba, de Venezuela, como el heroico pueblo de Bolivia, cuántos pueblos agredidos. Sandino está presente en todos los programas que el Pueblo Presidente está desarrollando, no hemos dejado de construir para la vida”, apuntó.
Puede ser una imagen de texto que dice "foto ccc Jairo Cajina"