LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DESPIDIÓ ESTE MARTES CON UNA EUCARISTÍA, AL MAGISTRADO FRANCISCO ROSALES ARGÜELLO.

 

La misa fue celebrada por el padre Antonio Castro, con la presencia en primera fila de los magistrados de la Suprema Corte, doctores Alba Luz Ramos Vanegas (presidenta), Yadira Centeno González, Armengol Cuadra López, Juana Méndez Pérez, Gerardo Arce Castaño, Armando Juárez López y Virgilio Gurdián Castellón.


De igual manera estuvieron presentes la familia doliente, encabezada por la viuda del doctor Rosales Argüello, Ruth Castro, sus hijos y nietos.
La eucaristía fue celebrada con la música de la Misa Campesina, que tanto le gustaba al doctor Rosales Argüello. En sus palabras introductorias, el padre Castro expresó que creemos en Dios, que es vida plena, absoluta, eterna y pidió al Creador fortaleza para toda la familia.
La primera lectura fue leída por el magistrado doctor Armando Juárez López; y el salmo responsorial estuvo a cargo de la magistrada presidenta, doctora Alba Luz Ramos Vanegas.
Después de leer el Evangelio, el padre Castro destacó que el doctor Francisco Rosales “no vivió para sí mismo, sino que fue un hombre preocupado por servir al prójimo, desde sus enseñanzas, desde su cargo en la Corte Suprema de Justicia, sirviendo a la comunidad, a la obra del Señor”.
“Nuestro hermano Francisco era un hombre incondicional, entregado totalmente. Por eso nos sentimos orgullosos de su vida, entregado a los caminos del bien común”, agregó.
Manifestó que “le decían Chicón, como un superlativo, no por lo grande que era de estatura, sino lo grande en amor, en entrega, en servicio; en escuchar a los demás, en buscar solución a cualquier situación que se le presentara”.
Francisco, continuó diciendo el celebrante, sigue lleno de vida, con esa vida de espíritu de eternidad, de visión de futuro, de plenitud y de visión de amor.
“Él regresa a la Casa del Padre con sus manos llenas de hechos, de acciones, de obras en todos los campos, en el campo del Derecho, del Diálogo Nacional, en el cual tuvo una importantísima participación, buscando una salida a la crisis del 2018”, expresó el padre Castro.
Se preguntó, quién no conoció a Francisco por todos sus valores, por toda su doctrina, su sabiduría, su experiencia, su capacidad y humildad para hablarle a todo mundo, desde su realidad y su nivel. A los humildes les hablaba con humildad y con sencillez.
“Por eso hermanos, hoy es un día de Acción de Gracias a Dios. Francisco no se ha ido de la Corte Suprema. Él sigue aquí inspirando, enseñando, conduciendo, acompañando. Sigue presente con sus alegrías, sus sonrisas, sus docencias, sus correcciones; su disciplina, su entrega generosa, su capacidad de diálogo y consenso”, aseguró el prelado.
“Eso no se muere, No se apaga, porque Francisco siempre será un punto de referencia. Por eso quisiera que le diéramos gracias a Dios por habernos dado a este hermano, a este compañero, a este amigo. Este jurista, maestro del Derecho Laboral, Constitucional, Contencioso Administrativo; docente, académico, forjador de tantas generaciones de profesionales del Derecho, en el campo laboral, jurídico, social y familiar”, acotó.
“Fue un hombre siempre lleno de amor, de vida, de entrega. Pidámosle al Señor que él desde el cielo, desde la presencia del Señor siga acompañándonos, fortaleciéndonos y dándonos ánimos a todos nuestros hermanos y hermanas aquí en la Corte Suprema de Justicia y a su familia”, finalizó su homilía el padre Antonio Castro.
Al finalizar la Eucaristía el secretario de la Corte Suprema de Justicia, doctor Rubén Montenegro, leyó el Acuerdo número 39 de la Corte Plena, que deplora el sensible fallecimiento del doctor Francisco Rosales Argüello, y presenta sus condolencias a su viuda Ruth Castro, su esposa, y a sus hijos.
Luego hizo uso de la palabra, en nombre de todos los hijos del doctor Francisco Rosales Argüello, Leonardo Rosales, quien recordó que su papá fue un hombre humilde, un revolucionario, una persona valiente, fuerte, muy culto. “Nos sentimos muy orgullosos de ser sus hijos, por todas las enseñanzas y todos los valores que nos inculcó”.
“Nos ha dejado un gran vacío en el corazón. Yo sé que mi papá desde el cielo les agradece todo esto”, concluyó.
En la eucaristía estuvieron presentes magistrados de tribunales de Apelaciones de todo el país, directores de áreas, funcionarios y trabajadores de las Salas de lo Constitucional, de la cual fue su presidente, y de la Sala de lo Contencioso Administrativo, de la cual fue miembro durante muchos años.