ORLANDO TARDENCILLA: HONESTIDAD, SENCILLEZ Y AMOR A LA PATRIA EN UNA SOLA PERSONA

 ORLANDO TARDENCILLA: HONESTIDAD, SENCILLEZ Y AMOR A LA PATRIA EN UNA SOLA PERSONA

Conversar con el compañero Orlando Tardencilla es reconocer en un hombre luchador no solo su honestidad, sino su sencillez y amor a la Patria.
Reconocido como defensor de las verdades de Nicaragua en las situaciones más extremas recibió recientemente la Orden Augusto Sandino en su máximo Grado.
El diplomático, abogado, estuvo en la Revista En Vivo con Alberto Mora de Canal 4 contó su participación en la lucha revolucionaria por la liberación de Nicaragua y su participación en la lucha en El Salvador.
Conversar con el compañero Orlando Tardencilla es reconocer en un hombre luchador no solo su honestidad, sino su sencillez y amor a la Patria.
Reconocido como defensor de las verdades de Nicaragua en las situaciones más extremas recibió recientemente la Orden Augusto Sandino en su máximo Grado.
El diplomático, abogado, estuvo en la Revista En Vivo con Alberto Mora de Canal 4 contó su participación en la lucha revolucionaria por la liberación de Nicaragua y su participación en la lucha en El Salvador.
Orlando nos introduce en su vida relatando que la mayor cantidad de cosas en que se ha desarrollado en su vida, corresponden a la media común de un joven nicaragüense.
Aclara que fue un joven que “siempre se ha mantenido pegadito a la tierra que lo vio nacer, que siempre me he mantenido queriéndola con todo lo que he tenido, con dificultades, virtudes y defecto”.
“Nací en Managua, en un barrio pobre como la mayoría, viví en Acahualinca una buena parte de mi niñez, de más está decirlo y me llena de orgullo recordando a mi mamá, a mi abuela, que hicimos algunos pinos en La Chureca, buscando cosas para poder sobrevivir”.
Cuenta que después de los años del terremoto su familia se trasladó a vivir, primero al Open 3 y después a Masaya, “mi mamá con todos sus muchachos 6 varones y una niñas”.
Llegó a Masaya a finales de 1974, comenzó a trabajar, a estudiar a medio tiempo, vendía cuadernos en el mercado central. Al mediodía le hacía el almuerzo a mis 5 hermanos pequeños.
Y en esas historias, en el año de 1977 en la escuela Simón Bolívar participó como el mejor alumno de 6to grado del colegio del municipio de Masaya y luego como el mejor alumno de Nicaragua, donde logró el primer lugar.
Llegó casi casi descalzo a la competencia, “mis compañeros recogieron dinero para comprar la camisa, mis zapatos, para recibir de manos del Ministro de Educación el premio del mejor alumno de primaria de Nicaragua”, comenta con extrema humildad.
El periodista que lo entrevistó para una nota del diario de La Prensa de la época, hizo un planteamiento, que destacaba que en las condiciones de pobreza, un estudiante tuvo mejor rendimiento que los hijos de las familias que estudiaban en colegios privados.
Llegó 1978, trabajaba en la farmacia La Salud de Luis Cubillo L. Ahí se vendía azufre y clorato, dos productos que se utilizaban para ciertos productos explosivos, “entonces empecé a ser mis primeros actitos de solidaridad, de hurtos para compañeros del Movimiento Revolucionarios del Frente Sandinista que trabajaban ya en la preparatoria del ataque al cuartel de Masaya en octubre de 1977, ya ellos estaban buscando ese tipo de materiales y me contactaron y empecé poco a poco a llevar ese tipo de productos, y así me fui involucrando hasta convertirme en miliciano de apoyo, ya sea para la comunicación y en algunos momentos participar en algunas actividades de propaganda armada”.
Por su corta edad no pudo participar en unidades de combate de primera línea. Estuve en algunas actividades de agitación allá por febrero de 1978, en la primera insurrección de Masaya, estuve en la entrada en una de las barricadas que se formaron cerquita de la estación, respaldando la acción principal que los combatientes estaban teniendo. Y luego quedó en actividades de contacto y participación. Tenía 16 o 17 años.
A finales de marzo o abril de 1980 salió para El Salvador, me fuí solo, iba armado y participe como combatiente activo junto a los revolucionarios salvadoreños, apenas se estaba formando en el Frente Farabundo Martí. Su vida cambia y deja de ser sencilla cuando ya en enero de 1981, cuando se escuchaba la consigna, Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá. Fue herido, capturado y torturado.
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