CORN ISLAND, CANCIÓN DE AMOR EN EL CARIBE

 La cantante nicaraguense Sadia Silu canta “Cors Island Tropical”

CORN ISLAND, CANCIÓN DE AMOR EN EL CARIBE








Es el final de la tarde y el sol batalla con las nubes para ofrecer un espectáculo. Una ambientación musical parece sonar en simultáneo. Resulta ser la armonía que relata la épica del atardecer, interpretada por las olas que acarician a la arena blanca y bañan de emoción a la hora dorada.
Ha nacido una canción de amor en el Caribe y su título es Corn Island.
Esta vez ganaron las nubes.
De todos modos, el cielo se pinta de colores, que no se deciden si ser el azul, el violeta o el rojo, o quizás todos a la vez.
A pesar del firmamento nublado, resulta una postal mágica que sella el final, o tal vez, el inicio de una velada. Eso lo decide cada quien que se acerca a compartir la magia de la isla.
Más temprano, la misma tarde, a la orilla de la costa, un restaurante recibía a los viajeros que buscaban nutrir el alma, pero también el cuerpo de los manjares que promete el mar.
Maritza Cayasso, bartender del restaurante Pic-Nic Beach, fue en esta jornada de esas isleñas, que más allá de cumplir con sus funciones, sirvió de guía y contribuyó a sentir la playa como un hogar.
— Damos la especialidad de comida caribeña a base de leche de Coco, ya sea una langostita caribeña, un pescado caribeño, un arroz pic-nic, una hamburguesa pic-nic, recitó con amabilidad, sugiriendo y luciendo de paso el repertorio gastronómico con el que cuenta el establecimiento.
— ¿Qué recomienda?, pregunté de inmediato.
— Todo, contestó, sin comprometerse a decidir qué plato podría considerarse mejor que otro.
Me confió también, que pronto la Isla repuntará en visitas. El final de agosto es de las temporadas altas del año, y el motivo es la fiesta de la emancipación.
— Si usted visita Corn Island, no puedes irte sin visitar Pic-Nic Beach, estamos ubicados en la mejor playa de la Isla, dice, en lo que parece ser el guion de un comercial, pero que es más bien, una invitación que todos parecemos estar de acuerdo en hacer.
Ese día, poco antes de aquella mágica puesta de sol pensé — errado y para mi suerte — que traería de vuelta solo mi maleta, repleta de recuerdos y mis efectos personales.
Me equivoqué. La tonada seguía in crescendo. Parecía que, para la isla, no era suficiente entregarme su belleza, un lugar que encontré tan mío, como lo es para personas que me dieron la bienvenida.
Me aguardaba todavía un tesoro. Sonrisas, miradas encantadoras, un infinito recital de anécdotas resumidas durante la tarde y un cantar que, sin querer, me atraería, como hicieron sirenas con sus melodías a los argonautas de Jasón, que navegaron en busca del vellocino de oro.
Una lancha atracada en la costa rimaba con el impulso de hacerse a la mar. Su destino se encontraba a pocos metros, flotando sobre las mansas olas domadas por el viento.
Al llegar, un bar, bautizado como "Bitcoin", amplificaba en su interior aquel resonar romántico que se vibra en cada soplo de brisa a los alrededores.
Cautivados, enamorados, y mirándose fijamente, Caroline y Michael, confirmaron lo descrito.
La pareja estadounidense, intercambiando suaves y breves frases en inglés, disfrutaban bajo las estrellas su luna de miel y el lugar parece haber sido elegido no por ellos, sino por el azar.
— Es nuestra primera vez aquí y realmente nos encanta. Estamos pasando un momento maravilloso. No podríamos imaginar estar en un lugar distinto durante nuestra luna de miel y somos muy afortunados de celebrar y divertirnos en tan relajante y maravilloso lugar, comentó el hombre recientemente convertido en esposo, con la piel tostada por el sol, o quizá sonrojado por declarar tal cosa frente al amor de su vida.
Corn Island es una de esas experiencias. Una de esas increíbles, salidas de un cuento según la mente de algún enamorado de la naturaleza, pero real cuando la vivís en persona… Sea la primera o la enésima vez.
Al viajar a este paraje te convertís en canto, te apoderás de su estribillo, te unís y danzás al ritmo sonoro que tienen sus habitantes de involucrarte en su rutina.
Hecho suyo este sentir, Joaquín Feliciano, declaró afinadamente sus sentimientos por el lugar. Es un hombre que llegó desde la Isla del Encanto, de la mano de su esposa nicaragüense.
Corn Island y Nicaragua misma, no envidian en nada a su Puerto Rico, según él mismo compartió conmigo durante una breve entrevista.
— Es precioso, resume en primera instancia, antes de encontrar alguna manera de poder describir lo que ha vivido.
— Si algo hay que me gusta de este país, es, por ejemplo, cuando fui a León. Se me parece mucho a San Juan, en Puerto Rico y estoy sumamente enamorado de esta bella cultura que ustedes tienen, dijo, suspirando y con medio cuerpo aún sumergido en el agua.
El de la isla, es sin dudas, un don natural entregado por Dios. Cuando el creador daba la última pincelada de la pieza maestra que sería Nicaragua, la firma en ese lienzo fue Corn Island.
Uno no se esperaría, ni subrayando en el itinerario, traer de vuelta tan valiosa reliquia.
Una vez más en el bar flotante, una pieza de reggae clásico golpetea la rejilla de los parlantes colgados de los pilares de madera.
Aquí puede venir a disfrutar diferentes tipos de tragos. Tenemos tragos de mango, tragos de melocotón, lo normal que es piña colada, daiquirí, tenemos toñas y nosotros tenemos un trago especial que está hecho con gífiti. Es un trago único, que te va a dejar... Que nosotros te cargamos hasta tu cuarto, dijo, revelando de paso una gran sonrisa, Benicia Bryan Wilson, copropietaria del Bitcoin Bar.
La que se avecina, es una época de festejos que esperan con entusiasmo cada año. Es quizá por eso que el sentimiento agregaba musicalidad al ambiente.
Tenía que aventurarme a conocer más de qué se trataba.
Léster García fue el indicado para dar más luces al respecto. Es subdelegado del Instituto Nicaragüense de Turismo en este paraíso.
Explicó que son ya 182 años de la emancipación de la esclavitud.
— Histórico para nuestro municipio. La oferta turística también se ha venido preparando porque sabemos que vamos a tener un aumento en lo que respecta a la afluencia de visitantes acá en nuestro municipio, comentó dibujando también un gesto amable en su rostro.
García entonces revisó entre sus anotaciones mentales y confirmó mientras hablaba, que el inicio de estos festejos es el día 26 de agosto, con la feria tradicional del cangrejo, en la casa de cultura.
Al día siguiente, el domingo 27, un desfile tradicional recorrerá la isla, y el 28 se elegirá a la reina, para luego el 29, dar por concluida la jornada, pero en Little Corn Island, un destino que de momento queda pendiente de explorar
Invitamos a venir a descubrir este paraíso caribeño, descubrir sus bellezas naturales, su gastronomía, su gente. Disfrutar del paisaje y todas las bellezas que ofrece esta gema del Caribe, añadió, concluyendo y confirmando a la vez aquel valor que regresaba a casa conmigo.
Recordar este extracto del Caribe fue y ha sido estos días una razón más de mis alegrías, la carga extra de entusiasmo y el motivo de las repetidas visitas a mi teléfono celular, con ganas de repasar el carrete de fotos y encontrar algo que mantenga vivos esos momentos.
Cuando te toque a vos, te aconsejo guardar espacio de sobra para que el 'finale' de tu sonata sea infinito, como el mar turquesa que abraza Corn Island.