SE CUMPLEN 36 AÑOS DEL DERRIBO DEL AVIÓN NORTEAMERICANO POR JÓVENES SANDINISTAS
La Vice-Presidenta de Nicaragua, Rosario Murillo destacó que este miércoles se conmemora 36 años del derribo del avión norteamericano CK123 por jóvenes sandinistas en el río Fajardito, en San Miguelito.
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"Hoy se cumplen 36 años de una gran victoria, simbólica victoria, del pueblo de Sandino, del pueblo de Zeledón, del pueblo de Andrés, ante uno de los episodios de intervención norteamericana allá en San Miguelito, en río Fajardito tres jovencitos valientes derribaron el avión del mercenario yankee Eugene Hasenfus, los Cachorros de Sandino Byron Montiel de 17 años, Fernando Canales de 18 años y Raúl Acevedo de 20 años", dijo.
Resaltó que los jóvenes sandinistas "escribieron con letra grandes para la historia siempre más allá, en libertad, soberanía, dignidad nacional, escribieron ese siempre más allá en la conciencia de todos nosotros y fueron condecorados con la medalla Camilo Ortega Saavedra, por su valor, su entrega y sobre todo su conciencia alzada defendiendo la integridad, defendiendo la soberanía de nuestra Nicaragua".
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"De verdad que nos sentimos orgullosos de cada uno de estos compañeros, allá por Nueva Guinea se encontraba hoy el doctor, ahora doctor Raúl Acevedo reunido con compañeros y compañeras que están celebrándole, porque estamos conmemorando y celebrando cómo somos de nobles, valientes, dignos, cómo defendemos porque amamos nuestra Nicaragua y cómo el pueblo nicaragüense orgullosamente consecuente con esa historia, ese firmamento, ese patrimonio heroico de nuestra patria libre", expresó.
CAPTURA DE HASENFUS POR LOS CACHORROS DE SANDINO
El domingo 5 de octubre de 1986 uno de estos aviones de abastecimiento, un C-123K, clasificado en el argot aéreo bélico como un "avión táctico de transporte", volaba muy bajo, a sólo 700 metros de altura, tratando de evitar los radares sandinistas. Venía subiendo la frontera con Costa Rica y entraba en el Departamento de Río San Juan, al sur de Nicaragua. En días anteriores, se habían detectado 4 vuelos de abastecimiento por esta misma ruta, aunque fuesen otras aeronaves las que violaron esos días los cielos de Nicaragua.
José Fernando Canales y Byron Montiel -19 y 17 años, con apenas 5 meses cumpliendo el servicio militar- tenían preparado el cohete tierra-aire portátil CM2, la "flecha", desde hacía días, tratando de alcanzar uno de esos aviones. Era poco después del mediodía y lloviznaba en medio de aquellas selvas que tan bien llegaron a conocer los norteamericanos buscadores de oro del siglo XIX, cuando se oyeron los motores del C-123-K. José Fernando recibió la orden de disparar. Bajar aquel avión era casi un sueño. Apuntó, disparó y el sueño se hizo realidad en segundos. El avión estalló en el aire y cayó. Sólo la cola le quedó intacta. Los hechos ocurrieron en El Tule, a 30 kilómetros al norte de la ciudad de San Carlos.
El ejército sandinista tardó en llegar a los restos del aparato por las difíciles condiciones del terreno. Dentro del avión venían 13 mil libras de armas: 100 mil cartuchos para fusiles AK-47, 60 AK-47 plegables, un número similar de lanzacohetes RPG-7, 150 pares de botas de jungla.. La noticia del derribo tardó más de 24 horas en ser conocida por los nicaragüenses. "La Voz de Nicaragua" anunció como una especialísima última hora, en la tarde del lunes 6 que un avión de la contrarrevolución había sido alcanzado por una "flecha" y que "había norteamericanos entre los tripulantes".
"¡Rendite, gringo, o te volamos verga!"
Los tripulantes del C-123K eran cuatro. El piloto William Cooper, muerto. El copiloto Wallace Blane Sawyer, muerto. Los dos, norteamericanos. El radioperador de la nave, Freddy Vilchez, nicaragüense, de la FDN entrenado en la 2a. División Aerotransportada del ejército de Honduras, también muerto. Eugene Hasenfus, responsable del lanzamiento de la carga aérea, pudo ver a tiempo que el avión iba a ser tocado por la flecha y entonces se lanzó al aire con un paracaídas que su hermano le había regalado antes de salir de Estados Unidos. Salvo la vida.
"¡Rendite, gringo, o te volamos verga!": Eso fue lo que le gritó a Hasenfus Raúl Antonio Acevedo, cuando lo encontró el 6 de octubre, rastreando el territorio para dar con el hombre que habían visto saltar por los aires. Hasenfus estaba en una choza abandonada, acostado en su paracaídas -transformado en cama- y mordisqueando una calabaza. Iba armado con una pistola y una navaja, pero enseguida que oyó que Raúl Antonio -20 años- los soltó y se entregó al muchacho. Unos días después los tres jóvenes soldados sandinistas fueron condecorados con medallas de oro por el Ministro de Defensa de Nicaragua, Humberto Ortega.