El descanso de José "Padrino de los Gatos"

 


Por: Bernardo José Hernández Rojas

(EL POETA Bernardo)
Managua, 6 de septiembre del 2020
La vida es una dicha
y la muerte una esperanza,
porque la vida misma tiene su alba
que sorprende el alma llena de diáfano rocío,
llegando justo a tiempo la dicha del suspiro
y el sentir efímero de los que nacemos.
Pero en la fatiga de la vida,
llega la hora de expirar.
Y el sentir deja de existir en cualquier momento
de la biografía humana del ser querido,
quien deja bastos recuerdos sensibles
que provocan llanto y dolor de un vacío insuperable
que no se podrá borrar jamás,
mientras su alma busca la esperanza de una mejor vida.
Es por eso que la esperanza del alma no es fugaz,
porque se convierte en un maravilloso traspaso de vida,
a un mundo de amor como una ofrenda
que Dios heredó a la humanidad entera,
por su sacrificio de morir por nosotros y vencer a la muerte,
a cambio del divino perdón lleno de esperanza de estar con Él,
gozando de la paz divina y eterna,
como la que hoy goza José Carbajales,
quien fue un hombre de sentimientos nobles,
por lo que demostró como buen esposo de Melita
y excelente padre de Cecil María, oriundas de Nicaragua.
Se puede afirmar -sin duda alguna-, que era un hombre
que brindaba fina atención no solo a su familia,
sino a sus amigos, repartiendo alegría, respeto
y afecto con carácter dicharachero.
Además, imprimía mucho calor humano de calidad
en sus relaciones sociales,
También fue bueno con las criaturas de Dios,
entre los que se cuentan pájaros, palomas,
chocoyos, pececillos, y gatos;
a estos últimos les brindó mayor cariño
y los mimaba como sus mascotas, poniéndole nombre a cada uno,
entre ellos “El tigre”, su favorito.
A los casi diez felinos domésticos
que acogía en su casa, les compraba comida gatuna
y los llevaba donde el veterinario,
y más aún, si los encontraba enfermos en la calle.
Un día de tantos, vio a un perro callejero,
flaco y enclenque, víctima del mal trato de gente
insensible y miserable. Pues le tuvo compasión
y se fue a un restaurante cercano
a comprar suficiente comida empacada,
hasta saciarlo para salvarle la vida.
Los seres queridos de José Carbajales
o el “padrino de los gatos”, lloran hoy su partida
al otro plano de vida.
José, era originario de Cuba, y amó a Miami
como su propia patria, donde paso la mayor parte de su vida.
Frente a su sepultura, donde se encuentran sus cenizas,
los pájaros canturrean en concierto, como si se tratase de la “Sinfonía de los Adioses” del austriaco Joseph Haydn;
pero los amigos coterráneos del difunto, piensan en la canción "Guantamera",
basada en los versos del poeta José Martí, cuya composición musical se debe al músico cubano José Joseíto Fernández Díaz.
“Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
y antes de morir yo quiero,
echar mis versos del alma” (bis).