COVID-19 desnuda desigualdades sociales


 “”El COVID-19 dejó al desnudo las desigualdades, desequilibrios, falta de equidad en la distribución de la riqueza social y en la fragilidad del sistema normativo constitucional para detener los excesos del Poder Ejecutivo”, afirmó el magistrado de la Corte Suprema de Justicia, doctor Armando Juárez López, en la XIII Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional que se inauguró el pasado 24 de septiembre en Colombia.

En la conferencia --que se desarrolla de manera virtual-- participan presidentes y magistrados de Tribunales Constitucionales y presidentes y magistrados de Salas Constitucionales de Justicia— el magistrado Juárez López expresó que la pandemia también dejó al desnudo “las limitaciones de la ciencia y la técnica para hacer frente a fenómenos de esta naturaleza, que no han tenido umbral de comparación en nuestro tiempos”.

Agregó que “el derecho humano que debe ser protegido es el derecho a la verdad sobre el COVID-19, sobre su origen, sobre supuestos objetivos de arralamiento de la especie humana o donde queden en cuestión intereses globales de carácter político o económico que ponen en riesgo la especie”.

En ese orden el magistrado Juárez López, miembro de la Sala de lo Constitucional, sostuvo que “debemos construir derechos que protejan a la especie humana”.

 Fue enfático al asegurar que “la especie humana ha sido estremecida por la pandemia COVID-19 y por las medidas de excepción que únicamente aumentan la carga de los pueblos”.

 Para el magistrado Juárez López “las medidas de excepción no resuelven las causas que originan la alarma, la desesperación, el temor y la inseguridad, que también son aspectos que han sido manipulados sobre la base de un interés supremo que no está en riesgo y que nunca lo ha estado por la pandemia”.

 ¿Qué consecuencia ha traído a los países en Iberoamérica imponer estados de excepción para contener el COVID-19 y cuáles son sus resultados?, se preguntó el magistrado de la CSJ, e inmediatamente se respondió: “concluimos que ha sido un fracaso”.

 Aseguró que los estados de excepción han surgido principalmente para garantizar la constitucionalidad del Estado, de los elegidos legítimamente, ante supuestos de guerra, seguridad de la nación, condiciones económicas extremas y catástrofes naturales.

 Por tanto, dijo, contra quién es el enfrentamiento, cuáles son los riesgos de seguridad, cuáles son los riesgos de pérdida de constitucionalidad, dónde están los supuestos de seguridad de la nación en peligro, se pretende contener un virus o se pretende controlar a los pueblos ante los desequilibrios que provoca la injusta distribución de la riqueza social.

 De manera tajante afirmó que “la distribución injusta de la riqueza social es la base para determinar el impacto de la pandemia en los distintos grupos sociales, comprendidos dentro de los dos grandes grupos de ricos y pobres. Los que tienen mayor acceso a la riqueza social y los que tienen limitados o nulo acceso a la misma”.

 Reiteró que el “impacto debe medirse a partir del acceso que se tiene a esta riqueza social y es fácil deducir que una contención humanística del COVID-19 estará determinado por el acceso que se tiene a esa riqueza en términos de vida, salud, educación, trabajo, justicia y equidad”.

 Recordó que “Nicaragua en su estrategia de contención al COVID-19 fundada en la comunidad y para la comunidad, ha sido furibundamente cuestionada por grupos opositores de origen golpistas, que han pretendido desinformar a la población acerca de las medidas de protección y aseguramiento promovidas por el Gobierno de Nicaragua, encabezado por el Ministerio de Salud”.

Denunció que esos grupos opositores “no han escatimado esfuerzos para demandar medidas de excepción, medidas de confinamiento, medidas de restricción a la economía, al sistema bancario, a la libertad de trabajo y de movilización del pueblo nicaragüense”.

 De esa manera esos grupos “han mostrado poco interés en apoyar una estrategia realista, comprometida con el pueblo, en la que se han involucrado los distintos poderes del Estado con las comunidades y los diversos sectores de la sociedad nicaragüense y principalmente de las mayorías más vulnerables”, dijo el doctor Juárez López.

 El magistrado subrayó que “Nicaragua es un país con sus propias limitaciones económicas, pero esto no ha sido obstáculo para implementar medidas de aseguramiento que a la postre han sido efectivas y que no han tenido como consecuencia la limitación de ningún derecho y garantía constitucional”,

 Es por eso, precisó, que “no es objetivo afirmar que los países que no implementaron estas medidas de excepción –porque interpretaron su realidad socio-económica, cultural y política acertadamente--, hubiesen desencadenado o provocado incrementos en los casos de contagio”.

Al contrario, sostuvo, “los efectos de los estados de excepción han sido la movilización popular, las manifestaciones de resistencia al confinamiento y el debilitamiento de la capacidad de subsistencia”.

 “Estamos obligados a ser creativos para plantear nuevas formas de protección, nuevos mecanismos de control de constitucionalidad y defensa de los derechos humanos de la población”, finalizó el magistrado de la Corte Suprema de Justicia, doctor Armando Juárez López.

Fuente: Poder Judicial